Había una época de mi vida en la que mis días estaban definidos por las emociones de las personas que me rodeaban.
Me levantaba, iba a la cocina y si mi mamá estaba estresada porque íbamos a llegar tarde, se me prendía el estrés. Después, me encontraba con mi hermana en el desayuno y si su lenguaje corporal me indicaba que estaba triste, me inundaba la tristeza. Llegaba al colegio, y mi amiga se desahogaba conmigo por lo molesta que estaba con su novio, así que me llenaba de ira casi como si me hubiese sucedido a mí.
Aquella Stephanie cargaba, con emociones que no le correspondían y la acompañaban incluso mucho después de estar con esa otra persona.
Esto es conocido como contagio emocional. Se trata de la experiencia humana de absorber las emociones de otra persona, pero, en estos casos, sin diferenciar cuáles emociones son propias y cuáles no.
Para evitar sentirte abrumad@ por las emociones de otras personas, hay que aprender a establecer límites emocionales con nosotros mismos. Esto te ayudará a diferenciar tus emociones de las de otros y a mantenerte separad@ de los estados de ánimo y reacciones de quienes te rodean, mientras que, al mismo tiempo, tienes la capacidad de empatizar e incrementar la intimidad emocional con los que amas. ¡Qué reto!
Si quieres empezar este camino, en esta nota encuentras información valiosa.
Toma responsabilidad de TUS emociones:
Muchas veces, cuando tienes este patrón absorbente de emociones, es porque de alguna manera creciste en un ambiente en el que te responsabilizaron por las emociones de los otros y, al mismo tiempo, sin darte cuenta, responsabilizabas a los demás de tus emociones también. Probablemente hoy continues con el patrón.
Es muy importante trabajar, por un lado, en no tratar de salvar a los demás de su incomodidad emocional, y por el otro, en no hacer a los demás responsables de tu incomodidad. Puedes acompañar la emoción del otro sin intentar eliminarla. Recuerda que las emociones existen para transitarlas, no para evitarlas.
Acá te comparto unos tips para responsabilizarte de tus emociones:
- Date tiempo de conocerte:
Revisa tu calendario y agenda espacios para el autoconocimiento a través del mindfulness y la meditación. Estos espacios te van a permitir entrar en contacto con tus emociones sin juzgarlas y discernir de dónde vienen.
- Permítete sentir lo que necesites:
Recuerda que las emociones no son malas ni buenas, simplemente están ahí para darnos información valiosa. Es energía en movimiento así como una ola en el océano. Si luchamos contra ellas terminaremos perdiendo. Hay que aprender a surfearlas. Son parte de un proceso que se tiene que transitar para que se puedan liberar. Sé que muchas veces pueden hacerte sentir incómod@; al mismo tiempo, son parte de ser humano.
- Ábrete a la curiosidad sobre tus emociones:
Sí. Así como lo lees. Eso te va a permitir actuar desde la consciencia. Aquí te comparto ejemplos de preguntas que te puedes hacer:
1. ¿Cuál es la emoción que estoy experimentando en este momento?
2. ¿Qué pensamiento o situación específica ha detonado esta emoción?
3. ¿Esta emoción es coherente con mis experiencias y circunstancias actuales, o parece estar influenciada por el ambiente o las emociones de otras personas?
4. ¿Mi emoción parece desproporcionada o discordante en relación con las circunstancias reales en las que me encuentro?
5. ¿Estoy asumiendo la responsabilidad de cambiar el estado de ánimo de otras personas desde un patrón salvador?
6. ¿Qué historias o narrativas basadas en mi propia historia, creencias o prejuicios me estoy repitiendo en mi mente que alimentan esta emoción?
7. ¿Puedo liberar esas narrativas y permitir que otras personas transiten sus emociones dolorosas o incómodas sin obstaculizar su proceso?
8. ¿Qué palabras me puedo decir a mí mismo/a para recordar que los procesos emocionales de las personas no son los mismos que los míos?
9. ¿Qué puedo hacer para cuidar de mí mismo/a ahora y fomentar mi bienestar emocional en este momento? Identifica actividades o prácticas que te brindan alivio y bienestar, como hacer ejercicio, meditar, escuchar música o pasar tiempo en la naturaleza.
Entiende la empatía:
Imagina que tus emociones son como flores en un jardín. Un día, tu vecino te cuenta que está triste porque se le olvidó regar sus flores y se marchitaron. Tú vas a su casa, miras el jardín y acompañas a tu vecino en su experiencia. Sin embargo, no necesitas arrancar las flores del jardín y llevarlas contigo, ni tampoco tienes que mudarte a su casa y ver cómo las revives. Puedes ofrecer sugerencias y apoyo. Puedes compartir tus propias experiencias, si es apropiado, y brindarle herramientas si está abierto/a a recibirlas para que pueda cuidar y revivir sus propias flores.
De igual manera, es fundamental comprender que cada individuo tiene su propia experiencia emocional y su camino único para transitarlas. La empatía implica mostrar comprensión y estar presente para los demás, pero también reconocer los límites que necesitas establecer para cuidar de ti mismo/a. No podemos tomar las emociones de otra persona como nuestras, ni hacernos cargo de ellas. Al respetar los límites emocionales y ofrecer apoyo, cada uno cuida y evoluciona haciéndose responsable de su propio jardín emocional.
Herramienta de visualización
Puedes visualizar dos cajas en tu mente: una para nuestras propias emociones y otra para las emociones de los demás. Cada vez que experimentamos una emoción, debemos decidir conscientemente en cuál caja la colocamos. Al poner una emoción en la caja de las emociones de los demás, reconocemos que no nos pertenece y que no somos responsables de ella. Esto nos permite evitar intervenir de manera innecesaria y permitir que la persona evolucione a través de su propia experiencia emocional.
Establece límites:
El primer límite que vas a poner es contigo mismo/a.
Es natural que tu ego intente volver a involucrarse en las emociones de los demás, ya que puede hacerte sentir útil, lleno/a de propósito y te ayuda a desviar la atención de tu propia vida. Además, es posible que te resulte familiar, ya que puede ser un rol que has desempeñado anteriormente. Sin embargo, tú no vas a permitir que esto suceda.
Al establecer límites contigo mismo, puedes protegerte de la sobrecarga emocional y asegurarte de que estás cuidando de ti mismo/a. Esto te permitirá ofrecer apoyo desde un lugar de consciencia, equilibrio y bienestar, y estar presente para los demás sin perder tu propia estabilidad emocional.
Conclusión
Sé que lograr el balance entre tomar responsabilidad de tus propias emociones y evitar resolver las experiencias emocionales de los otros es retador. Por eso, date el tiempo de conocerte y ser consciente de TUS detonantes emocionales y de tu capacidad de acompañar. Así, cuando reconozcas que no estás en esa capacidad de estar para alguien más, vas a poder establecer LÍMITES.
Podrás lograr un mayor nivel de conciencia que cambiará tu vida y te permitirá cultivar relaciones sanas, donde la paz mental sea lo más importante para todos. Elegir el camino del autocuidado nos aleja de la carga emocional innecesaria y nos acerca a la paz interior.
Si quieres aprender más sobre emociones, límites, guiones de comunicación y todas las herramientas para tu viaje hacia el bienestar y la paz, ingresa a mi curso Más Paz Mental.