Aceptar la realidad: la clave para superar desafíos

Hace unos días, mientras disfrutaba de la película Frozen 2 junto a mis hijas, quedé impresionada con una creencia potenciadora que enseñaban por medio de la canción: El siguiente paso correcto.

Debido a las muchas creencias limitantes que a veces las películas muestran, siempre trato de verlas junto a ellas, incito conversaciones y análisis sobre las temáticas para que aprendan a absorber información de una manera más sana y consciente.

Pero en este caso, una parte de la película me sorprendió e inspiró. Anna se encuentra en un hueco (físico y emocional) y debe salir de él dando pequeños pasos que la saquen del sufrimiento.

Anna no tenía ni la menor idea lo que se iba a encontrar al salir de la cueva, no tenía idea de cómo solucionar el problema que estaba enfrentando y tampoco sabía cómo iba a vivir sin la presencia de su hermana y su mejor amigo, Olaf. Pero en vez de quedarse en la cueva, en el rechazo de su dolor, en la lucha interminable de lo incontrolable, eligió enfocarse en aceptar su dolor y su realidad, y en conectar a través de su canción, con cuál era “el próximo paso correcto” para ella en ese momento. Y así fue poco a poco parándose del del piso, escalando para salir de la cueva, corriendo y así sucesivamente encontrando su camino y mejorando su realidad.

Acá te cuento a detalle cómo la aceptación, en conjunto con otras prácticas, nos permiten continuar y superar momentos difíciles.

Aceptar el ahora:

La historia de Anna nos enseña una lección valiosa: para avanzar, debemos aceptar radicalmente el momento presente, incluso si nos encontramos en medio del dolor y la adversidad. En lugar de resistir o negar nuestras emociones y circunstancias actuales, es fundamental abrazarlas con amor y compasión. Al aceptar la realidad, nos liberamos del sufrimiento y nos abrimos a la posibilidad de encontrar soluciones.

Para eso, hay dos cosas principales que debemos hacer.

• Reconocer y validar nuestras emociones no importa si son agradables o incómodas, todas las emociones son válidas y merecen ser escuchadas. Al permitirnos sentir y experimentar plenamente nuestras emociones, podemos comenzar a comprender qué nos están diciendo y qué pasos podemos tomar para seguir adelante.
• Conectar con el momento presente,  La aceptación radica en centrar nuestra atención en el aquí y ahora. En lugar de enfocarnos en el pasado o preocuparnos excesivamente por el futuro, cultivamos la habilidad de estar presentes en el momento actual. La práctica de la atención plena y la conciencia nos ayuda a conectarnos con nuestra experiencia presente y nos brinda claridad para tomar decisiones más conscientes.

Liberarse del juicio:

El juicio es un obstáculo que nos impide avanzar y encontrar el siguiente paso correcto. Cuando nos juzgamos a nosotros mismos o a nuestras circunstancias, nos atrapamos en un ciclo interminable de autocrítica y negatividad. Para superar momentos difíciles, debemos aprender a liberarnos del juicio y abrazar la aceptación radical.

Debemos evitar caer en la trampa de la comparación, compararnos con los demás o con estándares externos solo nos lleva a sentirnos insatisfechos y frustrados. Cada uno de nosotros tiene un viaje único, y nuestras experiencias son diferentes. Al aceptar que nuestra situación es única y que está bien donde estamos en este momento, nos liberamos de la presión de compararnos y nos abrimos a nuevas posibilidades.

Es importante, por otro lado, enfocarse en las soluciones. La aceptación no implica resignarse a las circunstancias actuales, sino más bien encontrar soluciones constructivas. Al liberarnos del juicio, nos abrimos a la creatividad y a la búsqueda de alternativas. Nos convertimos en protagonistas activos de nuestra vida y encontramos pequeños pasos que podemos dar para salir del lugar difícil en el que nos encontramos.

Avanzar con pequeños pasos:

Encontrar el “siguiente paso” no siempre es fácil, pero es esencial para nuestro crecimiento y bienestar. Para hacerlo, necesitamos aceptar el presente y estar abiertos a nuevas direcciones y a la incertidumbre que trae.

La autocompasión, ser amables y compasivos con nosotros mismos, es crucial en este proceso. Reconocer que está bien no tener todas las respuestas o no saber exactamente cuál es el siguiente paso nos permite dar permiso para explorar, experimentar y aprender a través del proceso.

Es fundamental comprometernos con dar pequeños pasos que nos acerquen a nuestros objetivos. Estos pasos pueden ser tan simples como establecer nuevas rutinas, buscar apoyo de personas que nos rodean o buscar recursos y herramientas que nos ayuden en nuestro camino.

Para ayudarte a lograr la aceptación de tu realidad y dar un pequeño paso hacia adelante, te comparto unas preguntas:

¿Qué es lo que estás resistiendo o no aceptando en este momento? Identifica qué aspecto de tu realidad te está causando problemas y te resulta difícil de aceptar.

Ej: una muerte, un diagnóstico, la personalidad de otra persona, tu situación laboral,etc.

¿Qué puedes hacer para practicar la aceptación de tu realidad? Por ejemplo, intenta hablar contigo mismo de manera positiva, medita y relaja tu cuerpo, concéntrate en tu respiración o reconoce y valida tus emociones respecto a eso que te cuesta aceptar.

¿Cuáles son algunos pequeños pasos que puedes tomar hoy para mejorar tu realidad? Identifica acciones concretas como hablar con un profesional en el tema, tener una conversación incómoda, pedir apoyo, etc. Pueden ser pasos pequeños, pero cada uno de ellos te acerca un poco más a superar los desafíos.

Recuerda: enfocarte en aceptar tu ahora y reconocer esa próxima elección te permitirá escalar fuera del oscuro hueco en el que estás y, con cada pasito, acercarte cada vez más a la luz.

Porque siempre hay luz…

Conclusión

La aceptación del ahora es fundamental para continuar y dar el siguiente paso hacia la paz mental y superar momentos difíciles. Al abrazar radicalmente nuestro presente y dejar de resistirnos a las circunstancias, nos liberamos del sufrimiento y nos abrimos a nuevas posibilidades. Recuerda que cada uno de nosotros tiene un camino único, y nuestras experiencias de dolor son válidas y significativas.

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